Un amanecer de mil colores..........

Cuando el nacimiento es un acontecimiento milagroso. Ante la naturaleza y esta tierra todo es posible, todo es bello.

En la lucha constante, desde los primeros pasos tambaleantes, inseguros pero con futuro en nuestras primeras pisadas que son el anticipo de nuestra lucha constante aquí, en este mundo.
Extraña pero bella, donde el color y los aromas se mesclan infinitamente, para que cada generación en su paso por este sendero, se alimente de ella, donde aprenda a convivir en armonía, en paz.
Nuestros corazones, son grandes dadores de amor, y lo llevamos ardiendo constantemente con la llama de vida, de la esperanza y de los sueños.

Sueños, que son metáforas, ante la realidad, ilusiones, que tiene poco valor, opción de vida sin futuro. Es la ley que de nuestros pensamientos y corazones fueron escritos, y como ley grabadas en nuestras mentes.
Autoritarismo, que reprime y amordaza, nuestro grito desesperado, de libertad, libertad, sin ataduras, es nuestra ley que la humanidad forjó, desde el principio.

Creación de un mundo etéreo, frívolo, inmoral. ¿Donde esta la casa que mi padre que un día me mostró?

Que no se quede en sueños, aquel jardín, donde las hadas revoloteaban entre las flores, donde las montañas vestían un manto blanco, donde las nubes acarician al sol, y se visten de dorado para el cielo que los llama para un atardecer, donde la noche emerge desde el otro lado, llevados por la luz de la luna, cubiertos con un manto de estrellas.
Somos extraños, y nos apartan sutilmente - la realidad, soy realista, la vida es así -, si, la vida es así, no es bella, es dura, algunas veces irracional, pero nos adaptamos a ella, y vivimos como ella nos manda. Momentos de alegría, de ternura, de amor, de gratitud, de libertad. Es poca, pero nos somete y cambiamos cuando salimos de nuestra adolescencia. Una ves dentro nos olvidamos de lo que fuimos una ves, de como pensábamos, de como imaginábamos, de como nos sentíamos imbatibles, llenos de energía, libres sin ataduras. Nos olvidamos de lo importante que es seguir bebiendo de nuestro manantial que nos permitió, seguir con energía, con positivismo, con felicidad, con amor sin condición, con corazones comprometidos con el otro, de llorar sin temor pues es parte de nosotros, el de llorar por otros y llorar de felicidad. Sentir nuestro corazón rebosante, de vida.

No cerremos aquel libro que escribimos con anhelo, pues allí encontraremos el verdadero sentido a nuestras vidas, allí hallaremos lo que nuestras mentes quieren pensar y lo que nuestros corazones quieren sentir.

Emmanuel

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